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Que cual era su gracia, así me preguntó. Lamentablemente es
muy tarde, y no sólo en la hora, sino en mi vida, por lo mismo, sorprenderme en
tener la respuesta no me agrada para nada. Las ocasiones fueron contadas con
los dedos de una mano y a la sobra de tres de estos. Su gracia es esta, hacer
que yo mueva mis ideas y con dolor le decrete orden a las letras que han venido
bailando en mi cabeza desde que se me fijo la meta de esperar a la cordura y al
sentimiento que se llevó otro de mayores importancias. Su gracia es esta,
hacerse inconcebible, imaginario, atípico, rudimentario, tosco y totalitario.
Su afán de ser infame, y en un pensamiento invariable no me permite retribuirle
con descortesía, más que mal, más que bien, tengo la fortuna de no conocerlo.
Sólo el sonido que exhaló con cada historia me hace escribir, cuando sólo
escribí para él.
Cuál es su gracia, su gracia es algo que no se puede
explicar con las palabras que tanto maniobra a su favor. Su gracia, es eso que
hace cuando habla en silencio. El loco no tiene gracia, más que mal, más que bien,
es un cobarde, y yo soy irrespetuosa, porque sólo escribía para ti.
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